-Has hablado de «euforia identitaria» como construcción de masa, como formas de abordar la política y lo político ¿cómo pensas esos momentos políticos muy fuertes que están en el límite entre la identificación eufórica y una construcción colectiva que admite una falla?
-Exacto, es la diferencia entre la masa y lo colectivo. Cuando yo digo euforia digo la euforia identitaria, no la euforia de la masa solamente, pero sí me parece que hay un punto de identificación en esa especie de sororidad que deja afuera cualquier cosa que venga a mostrar el corte, el agujero, la falla, que además a esta altura es renegatorio. Lo que produce la masa es en principio una homogeneización de un nosotros que es totalmente artificial y me parece que el problema principal de los efectos de masa -que se comprobaron con todo esto que paso- es la segregación del otro, de lo radicalmente otro. Esto por supuesto que excede al feminismo. Lo que pasa es que yo esperaba que no funcionara en el feminismo. De todos modos hay muchos feminismos y hay feminismos en los que lo colectivo funciona de otra manera y no por el lado de la masa. Los escraches van en esta línea. Hay diferencia está entre discutir un texto y meterse con alguien. Con mi texto no quiero decir que fue conmigo aunque fue personal. Cuando me amenazan con que me van sacar la matricula, es fascismo. Ahí se cuelan los efectos de masa, que quizá hasta esos momentos uno no se da cuenta, uno advierte que ahí hay una masa cuando aparece algo que genera un avance directamente. Es un intento de aniquilación del otro, silenciamiento, «sáquenla», cancelenla, silencienla. El estado de cosas, el microfascismo, es no soportar radicalmente, no soportar la otredad, que incluso nos habita a cada uno de nosotros, la alteridad está en uno, no afuera. Pretenderse autónomo, autopercibirse total, sin fracturas, -no es casual el término «auto», sin ninguna mediación- es pre freudiano a niveles alarmantes.
-Hablar de las adolescentes verdes como si ya fueran constituidas en una nueva ideología ajena al neoliberalismo ¿es hablar desde un discurso del “yo pleno”?
-Sí, es el yo pleno autónomo, el empoderamiento y de efectivamente de una identidad autónoma de las condiciones sociales e históricas, como si ya estuviera garantizada una generación de chicas verdes, entonces todo lo demás no importa. A mí me levantan el dedo chicas que viven en una casa con mucama pagada por un padre. Eso es raro, digo, la posición desde la que alguien asume un discurso. También se dijo que mis intervenciones tuvieron repercusión por mi marido -porque siempre hay un hombre- y además me criticaron porque soy blanca, burguesa, cis, con educación superior…¡Ah! ¿está mal que fui a la universidad? Hay mucha mezcla, ni yo tengo la capacidad de analizar qué es este tipo de impugnación.
-Recientemente dijiste: “el feminismo que me interesa vehiculiza reivindicaciones a contrapelo del neoliberalismo” ¿crees que una parte del feminismo no va en la misma línea?
-El anuncio de la fórmula Macri-Pichetto, bancada por un feminismo donde el paradigma es Silvia Lospennato, una diputada que había votado la Reforma Previsional, me parece impresionante y ahí es donde ubico la euforia de la identificación. Es el monotema aborto donde hay una supuesta mismidad -“estamos en la misma”- hay una euforia masiva respecto de un ideal que es el aborto (en el lugar del ideal no digo que el aborto sea un ideal). Vi mujeres llorando de emoción con Lospennato, yo decía pero es Lospennato, es Macri, está vaciando todo, está produciendo un montón de mujeres pobres que se van a morir de hambre, y también ¿son solo las mujeres lo único que importa? Por lo pronto, cómo se instaló la legalización del aborto como el único tema que importa es muy raro porque es casi como que quieren que salga el aborto para decir “lo logramos nosotras”, es como una cosa narcisista de victoria, de épica ¿No se puede militar la legalización del aborto sin tanta épica? No me desvela que me digan feminista, pero no se puede suponer que porque una se dice feminista ya está y no tiene que revisar entonces sus prácticas. Para mí por ejemplo feminista mantenida por el marido es un oxímoron enorme porque la autonomía económica de la mujer, la emancipación económica de la mujer es una cuestión fundamental que en este feminismo no se está tocando.
-Ahí juega la paridad
-¿Ustedes vieron mucho la consigna “a igual trabajo igual remuneración? Lo tenes que ir a buscar a algún grupo que dice las mujeres no ganan mucho. Algo que me parece muy bueno de Florencia Angileta cuando dice que las mujeres son las que reciben el llamado de la escuela, la que se encarga de los cumpleaños de la familia, y ahí hay un poder. Yo conozco muchísimas mujeres que haciendo eso tiene poder sobre el marido. ¿Vamos a discutir en serio o vamos a chicanear? Mi vida feminista tiene que ver con otra cosa.
-Desde el surgimiento de Ni una menos a hoy ¿no hay un avance hacia otras reivindicaciones como la del aborto? o incluso “No al G20” o no pago al FMI
-Sí, cuando hablo no estoy generalizando que todo el feminismo es eso, sino que estoy discutiendo con las posiciones que no incluyen la reivindicación de la equidad salarial, que no incluyen la articulación con la política, que hay mucho y que es el feminismo llamado mainstream, hegemónico, que a su vez es el que está dispersando su evangelización. Yo no veo que muchas feministas vayan a hablar de la equidad salarial al Buenos Aires.
-Pasar de “no nos maten” a debates sobre la ESI por ejemplo, ¿es una cuestión de etapas?
-Eso yo no lo puedo decir porque no soy una estudiosa de la historia del movimiento feminista sino que estoy tratando de leer discursos y sentidos que se van coagulando. Me parece que no es tanto las temáticas que se van abordando sino la enunciación con la que abordan porque por ejemplo con la ESI (Ley 26.150 de Educación Sexual Integral) ¿está discutido qué vamos a meter ahí? ¿te metes con el cuerpo del otro desde el Estado? Suena a biopolitica. Porque que le enseñen a los chicos a cuidarse, o sobre las enfermedades de transmisión sexual, o a distinguir cuándo es abuso, cuándo es acoso, y demás sí me parece, ahora que le enseñen a besarse no me parece. Ahí también noto como una especie de pedagogía que termina teniendo el efecto -no digo que sea su intención porque las intenciones son las mejores y ya sabemos lo que quiere decir eso- pero a veces no pueden parar en un estadio anterior. Insisto, siento que se están intentando protocolizar todas las relaciones.
-Por ejemplo con el piropo ¿se bloqué su posibilidad?
-El piropo, no el acoso callejero, me parece bien. ‘Estas para casarte’ me dijo uno el otro día. Ya sé que estoy para casarme, me casé tres veces (risas) ¿Por qué el ¡No me hables! si estamos en una ciudad, circulamos…?
-¿El problema no es justamente que las mujeres no “ejercemos” esa toma de la palabra?
-¿Pero por qué no la tomamos? Tomemosla.
-Ese orden existe actualmente, y podemos cuestionarlo diciendo que exista más igualdad en caso de que las mujeres quisiéramos hacerlo y no diciendo “no más piropos”
-Sí, sino sería pasivizar de nuevo a la mujer, y el asunto parece ser que a la mujer no se le puede hablar ¿Por? Hice un experimento una vez en Twitter en medio del debate ‘piropos sí o no’ y salió muy bien. Puse ‘¡Ay no puedo creer lo que me acaba de pasar, me piropeó una mujer. Es la primera vez en mi vida’ y todas preguntándome ‘¿qué te dijo?’. Dije: ‘No lo puedo reproducir porque me da pudor porque fue un poco subido de tono’ y me decían ‘¡Contanos, contanos!’ Si paso al lado de una mina y me dice ‘te quiero chupar…’ tampoco es muy agradable. Nadie se espantó porque una mujer me dijera un piropo. Ahora sancionar a los obreros a mí no me parece. ¿Anulamos todo sin ningún matiz? ¿Cómo es el acoso callejero? que un tipo te siga en la calle, y obviamente nadie quiere eso. Después pasar por la calle y que alguien te diga algo no es acoso.
-El tema es cuando se torna algo diario en la vida de una mujer, y no es igual para los hombre
-Saberse objeto del deseo del otro no es lindo, no se banca así nomás. Vos le estás diciendo al otro “no me hables porque no me banco saberme objeto de deseo del otro”, “no me quiero enterar cómo suscito deseo…” (silencio) en alguien que a vos no te gusta, porque sí, querrías enterarte que le suscitas deseo a alguien que sí te gusta ¿o no? Objeto lo digo bien, no como que me tomen como objeto. Lacan dijo una vez no entiendo por qué se quejan de ser objeto ¿quién les dijo que ser sujeto es mejor? (risas) Objeto en el sentido de Roland Barthes, del amado, del deseado, en el sentido de causar el deseo del otro. Eso no es algo que se pueda soportar así nomás. Es difícil. Tiene que ver con tantas cosas, que uno a veces quiere, a veces no quiere, pero de ahí a sancionar a un obrero que -te dice adiós preciosa, no otra cosa- no me parece.